I PROMOCIÓN DE DERMATÓLOGOS.UNERG.2001

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X PROMOCIÓN DE MÉDICOS CIRUJANOS.

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X PROMOCIÓN DE MÉDICOS CIRUJANOS DE LA UNERG "DR. EDGARDO MALASPINA"

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2010

HISTORIA DE LA MEDICINA EN EL ESTADO GUÁRICO

HISTORIA DE LA MEDICINA EN EL ESTADO GUÁRICO
LIBRO DEL DR. EDGARDO MALASPINA: HISTORIA DE LA MEDICINA EN EL ESTADO GUÁRICO

miércoles, 7 de abril de 2010

ASISTENCIA MÉDICA EN EL GUÁRICO DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA



POR: EDGARDO MALASPINA



Asistencia médica en el Guárico durante la Guerra de Independencia

La asistencia médica durante la guerra de Independencia era precaria y en la provincia era practicamente inexistente. La suposición es lógica teniendo en cuenta que hasta el comienzo de la era republicana la Escuela Médica de Caracas, fundada por Lorenzo Campins y Ballester, sólo había formado 32 doctores.

Al proclamarse la República en 1810 había 21 alumnos estudiando Medicina y abandonaron la carrera para alistarse en el ejército.

Los pueblos del Guárico son mencionados en muchos pasajes de la guerra. El llano fue escenario de importantes combates, cuyos desenlaces y consecuencias nos dan idea del aspecto médico – asistencial de aquellos dramáticos momentos. La Gaceta de Caracas habla por sí sola del tema.

La guerra a muerte establecida en el país no permitía la asistencia de los heridos en los combates. Un manifiesto de la Gaceta de Caracas del 26 de agosto de 1813 explica la situación reinante: “Las naciones todas que contemplan nuestro actual estado, y que desean con curiosidad tener conocimientos de los movimientos intestinos de la América, nada supieron de cierto de lo acaecido en las provincias de Venezuela durante su captividad. ¿Cómo podían presentar a la luz del mundo los monstruos que la dominaban en sus papeles públicos los sucesos sanguinarios y horrorosos con que hacían cubrir de luto a tantas familias desgraciadas. Después de los asesinatos de San Juan de los Morros en que la sangre fría pasó a cuchillo el barbaro Antoñanza trescientos americanos, cuyos esqueletos se conservaban aún a la entrada de nuestras tropas victoriosas colgados y maniatados de los árboles...?”

A propósito de lo anterior y leyendo las anotaciones del cronista Enrique Olivo, cabe preguntarse si Eusebio Antoñanzas hizo prácticas de vivisección con sus víctimas en San Juan de los Morros. Leamos el párrafo: “El jefe realista Antoñanzas hizo 300 prisioneros americanos en San Juan de los Morros, y a todos ahorcó en los árboles y las cercas, y para satisfacer su instinto sanguinario contemplando los terribles efectos de sus sufrimientos; y para conocer intimamente el interior del cuerpo humano, vivas sus víctimas, mando a sus soldados que las atormentaran de todos los modos posibles y a su antojo, con puñales, etc, que los despedazaran de diversas maneras. (Enrique Olivo, Calendario de Fechas y Sucesos de San Juan de los Morros. 1980)

Los patriotas no se quedan atrás: “Las armas de la República han triunfado en Calabozo de una manera capaz de desalentar al más obstinado enemigo. Ochocientos ocho cadáveres tendidos sobre el campo de batalla, que escrupulosamente se han contado, serán siempre un testimonio de nuestros bravos republicanos y del castigo que se ha impuesto a los enemigos de la patria”.

Más adelante el Boletín del Ejército Libertador, Nº 29 informa: “El día trece del corriente, habiendo salido nuestro destacamento de Calabozo con el objeto de atacar al español Boves, que había reunido gran número de ladrones después de su derrota en el Mosquitero, pasó el río Guárico en San Marcos, distante una legua de Calabozo: pero habiendo encontrado al enemigo en emboscada, y muy superior al Cuerpo del Llano, replegaron nuestras tropas por el camino, que dirige a Calabozo. La caballería de las facciones comenzó al principio sin suceso sobre los nuestros, y aunque al fín obtuvo ventaja, la debió solamente al número de los suyos y naturaleza del terreno, más después de haber cubierto el campo de sus cadáveres. La acción fue parcial, pero sangrienta...”

Por ningún lado se habla de heridos y de la asistencia de los mismos.

En las “Reflexiones de un aventurero que se halló en la toma de Ocumare”, nuevamente se habla de la masacre de San Juan de los Morros: “Antoñanzas inmoló 400 víctimas en San Juan de los Morros. Los postes conservaban los brazos insepultos de aquellos infelices...”

Para 1815 es evidente la existencia de un sistema de protección para los soldados y sus familiares. Así se desprende de una lista de beneficiados: “José Ignacio Alcaza, alferes de idem, grado de teniente. Ramos Vives, alferes provisional de Calabozo, grado de reglados, y quedar en su compañía... Agustín Tablante, teniente provisional de la de San Francisco de Tiznados, murió con seis heridas, la pensión de los decretos para su viuda”.

Manuel García de Luna, Capitán interino de Venezuela, informa sobre los últimos sucesos en el Guárico, especificamente cerca de Butaque, en los alrededores de Santa Rita: “Mandó inmediatamente a Pallot que cargase con los husares. Su órden fue ejecutada: fueron degollados cuantos se encontraban en el paso, y todos nos encontramos sobre una multitud desordenada y sorprendida que, en medio de su espanto, aun quiso defenderse. Las continuas aclamaciones de nuestros soldados: el ruido de nuestra fusilería que disparaban al montón desordenado: Los lamentos de los heridos y moribundos: el sordo ruido de las cuchilladas: la obscuridad de la noche; todo, todo presentaba un cuadro espantoso y pocas veces visto”.

Por ningún lado se habla de la existencia de médicos para socorrer a los heridos.

Nuevamente el realista Manuel García de Luna informa sobre sus actividades desde la comandancia de los llanos. Habla de heridos y de la falta de medicinas en el lado de los patriotas. Dice que se replegaron cuando marchaban hacia Cabruta. Se burla de Zaraza al recordarle la derrota de Butaque. Comenta los sitios del Chivato y San Fernando de Cachicamo. Luego remata: “El teniente de Chaguaramal, Hilario Torralva me da parte que el 12 del corriente atacó en las inmediaciones de Oroto el bandido Julian Infantes, que fue gravemente herido, dejando en el campo 8 muertos...”

No sabemos como fue herido Julian Infantes, ni cómo fue tratado ni por quién.

Manuel García de Luna prosigue “Desde el 21 de marzo hasta el día de la fecha han perdido los malvados algunos centenares de muertos y otros tantos heridos que han perecido en gran número por falta de medicinas y asistencia”.

Como advertimos, la situación de los patriotas desde el punto de vista de la asistencia médica en los destacamentos de la provincia era critica.

Desde tiempos inmemoriales la población se ha considerado un importante parámetro para entender muchos fenómenos biosociales. La demografía es una ciencia muy ligada a la medicina. En ese sentido es curiosa una publicación de la Gaceta de Caracas realizada en 1817 y en la que los realistas pretenden culpar a los patriotas del decrecimiento de la población y sus consecuencias nefastas para el desarrollo del país. Específicamente nos referimos a los pueblos del Guárico mencionados en el informe. Un primer reporte compara las poblaciones de 1809 y 1810 y anota el exceso o aumento de poblaciones. Es claro que se quiere demostrar el beneficio de la paz. Veamos:

Estado de poblaciones de los años 1809 y 1810

Pueblos

1809
1810
Exceso
Calabozo

3.690
3.788
98
El Calvario

1.414
1.453
39
El Guárico

1.959
2.163
204
El Rastro

1.351
1.396
45
Guardatinajas

2.144

114
San José de Tiznados
2.180
2.262
82


Luego se habla del estado de población en 1816 y del deficit a aumento en los pueblos con respecto a 1829.


Pueblos

1816
Déficit
Exceso
Calabozo

1.869
1.919

El Calvario

618
835

El Guárico

2.248

75
El Rastro

812
578

Guardatinajas



209
San José de Tiznados
2.105
157



El Dr. José Domingo Díaz, médico realista, hace el análisis: explica porque en algunas regiones hay deficit y en otras hay aumento de la población; pero en líneas generales constata que la guerra ha influido en el deficit de la misma y culpa a los patriotas del problema que se presenta ante el país. Recuerda que existían en el país 38 médicos cirujanos y para el momento de su informe sólo quedan 12. Luego remata “por qué; ¿quién podrá ver y recordar el número espantoso de víctimas sacrificados a vuestros proyectos, y el número igualmente prodigioso de los que arrancó a la muerte por medio de la vacuna un gobierno benéfico, que prodigó sus más enormes (esfuerzos) por poneros en posesión de este bien? Ingratos: Confundíos. 131.000 personas se han libertado del pestilente contagio de la viruela por la generosidad de nuestro padre común; mientras que vosotros apellidándole tirano habeis destruido con la espada, con el hambre y con todas las armas de la rebelión esta obra de su paternal beneficiencia. Temblad.” (23)

En 1817, en Calabozo, Lino Genaro de la Rocque está herido; pero no sabemos que tratamiento se le aplica ni quien lo trata: “Mi situación no me permite un parte circunstanciado del resultado de la acción por hallarme gravemente herido.

Miguel de la Torre informa desde El Calvario a Pablo Morillo de sus acciones a través de Santa Rita, Cabruta, Hato de Belén, Quegrada de Manapire y el Hato La Hogaza. Habla de heridos, contusos y quemados. Además se burla e inventa una nueva enfermedad en el bando patriota: la banderomanía: “La pérdida de los enemigos en esta acción consiste en 1200 muertos...”

Sospechosamente no habla de heridos. Luego continúa: “La nuestra ha consistido en 11 muertos, 82 heridos y 16 contusos. Entre los heridos me cuento yo atravesado un muslo de una bala de fusil al dar la carga en la infantería”. Luego nombra a otros heridos y precisa que los contusos son por bala de cañón. Más tarde habla de los daños de un incendio: “En razón de haberse incendiado la sabana donde se dio la acción, sin duda con los tacos de la artillería y fusilería, no pudieron librarse muchos de los heridos, pereciendo bastantes, y algunos de los nuestros que fue imposble salvar de las llamas. Esto mismo ocasionó que se desfigurasen los cadáveres...”

Al final Miguel de la Torre cierra con la burla “El número prodigioso de banderas con que marchan estos republicanos parece que indica una nueva enfermedad propia de esta república, caracterizable con el nombre de Banderomanía”

En 1818 los realistas afirman que en Ortíz y Parapara los habitantes andan en las inmediaciones por los montes, huyendo de las vejaciones. También afirman que los vecinos de esos lugares han recogido y auxiliado a varios soldados.

En 1818 Pablo Morillo habla del sitio de La Puerta y notifica que los Generales Urdaneta y Valdez van heridos hacia San Juan de los Morros.

Los realistas informan en la Gaceta de Caracas Nº 184 que “tenemos noticias del Cuartel General hasta el 19 S.E. el General en jefe tiene sus heridas enteramente cicatrizadas, y puede llamarse sano: queda aun un poco de debilidad en sus fuerzas que se restauran sensiblemente en virtud de su sana constitución. El bizarro Comandante del batallón de pardos de Valencia, teniente coronel José Pereira gravemente herido en la jornada de Ortíz de una bala que le atravesó el cuello y un hombro, está ya también restablecido que pasea libremente por las calles de aquella ciudad. (28). No Sabemos donde fue tratado el Coronel Pereira; porque en 1813 no existían en esa ciudad instituciones hospitalarias, lo que comprobamos con el siguiente párrafo: “No hay cárceles ni casas de correción, sino una de dos mujeres blancas nombradas Antonia y Francisca Cosén, que se dedica a enseñar niños, cuyo número por lo regular alcanza a 12 o 15, que viven en sus respectivas casas y a sus horas van a la escuela. No hay hospitales...” (29)

Los realistas publican la correspondencia tomada a los patriotas. Especificamente publican una carta que Bolívar envía a Cedeño el 5 de mayo de 1818.

Allí Bolívar habla de un caballo que se perdió en San José de Tiznados y pide que lo envíen a Calabozo porque tiene noticias de que ha sido encontrado. También pide que se le devuelva su caballo amarillo, herido en la acción y que debe estar casi bueno. Bolívar sugiere a Zaraza hostigar al enemigo en Orituco y buscar gente más allá de El Calvario, hacia Santa Rita y Cabruta. Luego habla de su salud: “Mis carbuncos van mejor, uno de ellos se ha reventado y pronto podré montar a caballo, aunque me ha dejado una llaga que no dudo podrá curarse en tres ni cuatro días. Sin embargo, estoy pronto a marchar aunque sea en hamaca si hay la menor novedad.

En 1819 el Brigadier Pascual Real escribe a Garrido para que se traslade a Calabozo “por ser más cerca y es regular que haya algunos soldados ya buenos de los que han ido enfermos de aquí, los que reconocerá usted”.

En el manifiesto de las provincias de Venezuela a todos las naciones, los españoles hablan del sitio de Calabozo: “Simón Bolívar había reunido en Guayana cuanto había estado a su alcance...
El se presentó sobre la Villa de Calabozo cuando S.E, el general en jefe acababa de llegar allá y cuando solo se encontraban allí tres cuerpos de infantería del ejercito con una fuerza de 2000 hombres. Estos fueron los momentos en que S.E y el ejército dieron a conocer a los pueblos su fortuna en valor, su paciencia, carácter y constancia.

Las tropas reales evacuaron aquella Villa trayendo consigo sus hospitales, sus almacenes”.

Los realistas contaban con sus recursos para los primeros auxilios médicos.

En 1820 Eugenio de Avana, capitan General de las provincias de Venezuela, informa que Zaraza se encuentra muy enfermo en San Fernando de Cachicamo escoltado de solo 20 hombres.

Nuevamente nos preguntamos quién y cómo atiende a este herido.

La Gaceta informa de las acciones cerca del hato El Socorro en 1820: donde se encontraban Zaraza e Infante los cuales escapan “dejando en el campo 20 muertos y llevando gran número de heridos, como se conocía por los rastros de sangre que se observaban en la sabana”.

En 1821 la Sala de la Suprema Corte de Justicia notifica sobre el proceso contra el coronel Antonio Ramos, quien fue capturado en una casa cerca de San Juan de los Morros donde se estaba curando.

En líneas generales en tiempos de las luchas independentistas, en el Guárico se observan las mismas características de la asistencia médico – sanitaria de todo el territorio nacional, inexistente del lado patriota en los primeros años de la Guerra. Muy por el contrario el bando de los realistas estaba mejor organizado en ese aspecto desde un principio.


Algunos Médicos presentes en acciones bélicas en el Guárico.

Pedro Nolasco Carias

Fue un cirujano – romancista del Hospital Militar de Angostura. Trabajó en 1814 con los doctores Burton y Murphy en los ejércitos patriotas. Desempeñó sus labores también en Calabozo, ciudad a la cual llegó en 1813 proveniente de Maturín.

Agustín Otaola

Practicante de cirugía, en la Tropa Oriental con el General Santiago Mariño. Fue herido en la primera Batalla de La Puerta.

Juan Antonio Castellanos

Trabajó en Calabozo como cirujano de la Columna del alto Llano. Se le otorgó su cargo en propiedad en 1822. Desempeñó también labores de boticario.

Doctor Pedro Barcenas

En 1813 fue portaestandarte de caballería a los 19 años de edad. Hijo de Juan Domingo de la Barcena y Doña Candelaria Bando. Fue herido de un balazo en el pie derecho en la segunda batalla de La Puerta.

Estaba estudiando medicina desde 1814. Hizo pasantías en el Hospital de La Caridad. Entre 1814 y 1816 hace prácticas en el Hospital Militar. En 1820 recibió el título de Bachiller en Ciencias Médicas. En 1824 es Licenciado en Medicina y ese mismo año recibe su grado de Doctor en Medicina de la Universidad de Caracas. Fue pionero de la Deontología Médica en Venezuela y formó parte de la Directiva de la Facultad de Medicina en 1823. El 3 de septiembre de 1869 se le confirió el título de Procer de la Independencia. Murió en 1873.


Cirujano José María Peinado

Se incorporó a la lucha independentista cuando sólo tenía 12 años, bajo el mando de José Félix Ribas. Nació en Caracas el 4 de marzo de 1799, hijo de Antonio José Peinado y Doña María Marcelina Romero. Tuvo una infancia pobre. Luego de marchar en la tropa por casi dos años, el 24 de marzo de 1813 está en Calabozo como segundo practicante de cirujano del ejercito. Fue practicante meritorio en el Hospital de San Lázaro y trabajó en el Hospital de la Tropa y en el de La Caridad desde 1804 hasta el 26 de noviembre de 1825.

Haly

Médico de la región británica, proveniente de Irlanda. Trabajó como cirujano con las fuerzas de Cedeño. Cayo prisionero y fue fusilado en Calabozo en 1818.






















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