POR :EDGARDO MALASPINA
Francisco Lazo Martí: Profesor de Patología Interna en el Colegio de Primera Categoría de Calabozo
EL MÉDICO
La labor de Médico de Lazo Martí es muy poco conocida. Como Chejov, Bulgakov y Manuel Díaz Rodríguez cambió rápidamente el estetoscopio por la pluma, el récipe por el verso. Prefirió auscultar el alma de los hombres. Optó por la rima del verbo antes que por el ritmo del corazón. En 1884, cursando el primer año de Ciencias Médicas, obtuvo el primer premio al rendir exámenes en Anatomía e Higiéne. En 1885, en el segundo año de medicina, se adjudica un sobresaliente en Anatomía descriptiva y Fisiología. En 1886, en su tercer año, continúa con buenas notas en medicina Operatoria, Cirugía y Patología. En cuarto año tiene como materias Patología Interna, Cirugía y Obstetricia, Medicina Legal y Toxicología. En 1890 se le expide una constancia por haber asistido dos años a la Clínica del Hospital de Beneficencia de Calabozo. En 1890 rinde en exámenes en la Universidad Central para obtener el Título de Médico. Le preguntan acerca de los tumores abdominales, el líquido ascético, los papilomas, las verrugas y la enfermedad de Addison. Termina con éxito e inmediatamente le escribe a un amigo: “Hoy recibí Título, regularcito”.
En 1886 Lazo Martí es profesor de Alemán en el Colegio de Primera Categoría de Calabozo, donde cursaba la carrera de Medicina. En 1897 es vicerrector de esa institución y dicta clases de Patología Interna a los estudiantes del cuarto año de Ciencias Médicas.
Oscar Sambrano Urdaneta nos da una noción del ejercicio de Lazo Martí en su profesión médica: “Largo rato estuvo inclinado sobre la paciente, auscultándola. Al final extrajo de su maletín un frasquito de pastillas y lo entregó al muchacho con las indicaciones debidas. Este último ni siquiera intentó preguntarle al médico por el valor de la visita, pues conocía de sobra que aquel señor humanitario era incapaz de cobrarle a los pobres como ellos”.
Argénis Rodríguez dice: “Como calaboceño, Lazo Martí no le cobraba a los paisanos y se ve en la necesidad de instalarse en Puerto Nutrias, Barinas. Pero aquí tampoco vive de la medicina. Regala remedios, no cobra y es entonces cuando se le ocurre meterse a comerciante y vende papelón, queso, panelas, frutos de la tierra, tabaco en rama y café. Tiene algo así como una pulpería. Vende cuerdas de gallos de pelea”.
Estaba convencido de que su profesión de médico era para satisfacer la necesidad espiritual de ayudar al necesitado; por eso una vez escribe a alguien que quiere ser médico: “no cuentes con que ese oficio, tan penoso, te haga rico”.
LA FILOSOFÍA MÉDICA DEL POETA
El pensamiento filosófico ha tenido a través de la Historia de la Medicina representación de casi todas sus corrientes: desde los animistas, escépticos, malthusionistas, preformistas hasta los cínicos, nihilistas, voluntaristas, economistas, deterministas, idealistas, materialistas. Chamberlen, médico escocés del siglo XVII, fue una especie de protovalerio: inventó los fórceps obstétricos, usándolos ampliamente en secreto para su propio enriquecimiento; mientras tanto miles de mujeres morían con sus niños en los partos donde esos instrumentos estaban indicados. Palfyn fue el antípoda de Chamberlen: inventó su propio modelo de fórceps e inmediatamente comunicó sobre esto a la Academia de Ciencias de París. He allí dos posiciones filosóficas al ejercer la medicina: la misantrópica y la filantrópica, la egoísta y la altruista.
El ejercicio de la medicina, como cualquier otro desempeño humano, está guiado en su cotidianidad por una actitud filosófica, consciente o inconsciente; militante o espontánea.
En Venezuela, desde sus propios inicios, la medicina estuvo ligada a la filosofía. Lorenzo Campins y Ballestes, Francisco Molina, Vicente Fajardo y muchos otros pioneros de nuestra ciencia hipocrática fueron médicos – filósofos. Elllos eran dignos representantes de la filosofía escolástica en boga en ese entonces. Correspondió a José María Vargas romper esos esquemas con su materialismo pragmático y experimentalista. Vargas era vector del pensamiento médico – filosófico progresista de la época y llegó incluso a traducir al español El Contrato Social de Rousseau.
Lisandro Alvarado se atenía en sus principios médico – filosóficos al materialismo y la diálectica. Rafael Villavicencio y Adolfo Ernst fueron los máximos representantes del positivismo en la medicina Venezolana. Y es en la escuela positivista de estos dos maestros donde se forja el pensamiento médico de Lazo Martí. Para los positivistas el objetivo de la ciencia radica en la descripción pura de los hechos, en la experiencia directa, en la razón. Los problemas científicos se resuelven aplicando los fundamentos del raciocinio. Con todas sus limitaciones ese fue el marco teórico filosófico de los estudios médicos de Lazo Martí.
En la práctica la actitud del médico puede ser distinta. La posición cambia cuando se tiene un paciente con las miserias de su cuerpo, el dolor de la enfermedad y el agobio de la circunstancia económica adversa.
En Venezuela muchos médicos se han destacado al tener como filosofía de vida el apostolado de su profesión. Estos grandes hombres tuvieron por creado el altruismo, el humanismo, el amor al prójimo, la comprensión de la tragedia ajena como si fuera propia. Allí están, entre otros, José Gregorio Hernández, Emilio Conde Flores, Alfredo Machado, Eloy Calvo, Juan Lavie y Francisco Lazo Martí, que como todos sabemos, no teniendo para comer no cobraba a sus pacientes de los estratos sociales más desfavorecidos. Lazo Martí pudo haber dicho con todo orgullo, como decía Alberto Plaza Izquierdo: “no coloco en mi bolsillo la lágrima del pobre”.
DESCRIPCIÓN DE LA FIEBRE EN UN SONETO
El Médico Lazo Martí describió los síntomas de la fiebre, una fiebre cualquiera, en un soneto, El Tumbador o Leñador:
En silencio la selva se recrea:
ya no turba su paz el rudo hachero
a cuyo golpe aquel roble altanero
vibraba con un ritmo de odisea.
Junto al árbol que un hálito menea,
presa de oculto mal yace el bracero:
y a través de la fronda un sol artero
con lanzas de cien puntas lo alancea.
Abrazando a su hacha de combate,
contraida la faz, en ceño adusto,
en garras de la fiebre se debate.
Y bajo el roble de la vida ignota
finge su cuerpo miserable arbusto
que despiadado el vendaval azota.
PROSA
Su Prosa era también Poesía. Muchos de sus artículos tienen el don y la belleza del verbo poético. Veamos por ejemplo:
El dolor, ese verdugo del alma, todo lo ha destruido. Como rocío que se evapora al poderoso influjo del calor solar, así las más bellas esperanzas que arrullaban nuestro pecho, se han evaporado ante el ardiente sol de la amarga realidad; las ilusiones, esos sueños del alma, se han disipado al soplo talador del turbón de la desgracia, la vida es un continuo y un triste recuerdo la miseria existencia.
El amor es tan variado como las flores; y como las flores
[hermoso.
Sentir es hablar con la naturaleza.
Pensar es hablar con el alma.
Para lo primero es necesario que nuestros sentidos
[se abran:
Para lo segundo, hay necesidad de que reconcentren .
Deseas comprender a Dios y admirar sus creaciones
[fuera de la vida
real, disponed por algunos instantes de vuestros
[pensamientos.
El hombre es obra de un pensamiento, y a él debe
[su redención.
Fuera del pensamiento no hay verdadera grandeza.
Quien verdaderamente siente, verdaderamente ama.
LA MUERTE
En 1908 se queja de dolores. Mientras examina a un niño siente que se le cae un brazo. Lisandro Alvarado dice que su letra en esa época es tambaleante y con mala ortografía. El ataque sorpresivo de la hemiplejía le impide andar a caballo unas pocas leguas en tierra plana. En cuatro versos refleja su estado anímico producto de la terrible enfermedad que lo lleva a la tumba:
Has llegado mortal. Mira callado
lo que llaman los hombres maravilla!
Adora este coloso encadenado
que viene a suspirar sobre la orilla.
Sobre la enfermedad y muerte del bardo Francisco Lazo Martí es poco lo que sabemos. El acta de defunción, registrada en la Parroquia Maiquetía en 1909 y suscrita por el médico Luis Velázquez, se dice que murió de apoplejía cerebral.
Oscar Sambrano Urdaneta escribe: “En sus funciones como médico contrajo una terrible enfermedad que lo llevó al sepulcro. Víctima de una hemiplejía, fue conducido por algunos de sus amigos a Caracas, y más tarde a Maiquetía, en el Litoral venezolano con la esperanza de que sanara”.
Adolfo Rodríguez en Viaje de Francisco Lazo Martí hacia la ola que no cae hace un recuento de las manifestaciones de los contemporáneos sobre la salud del poeta.
Argénis Rodríguez dice que “en 1908 empieza a sentir dolores. El 3 de julio está recetando a un niño y siente que se le cae un brazo.”
De las diferentes fuentes puede deducirse que en general Lazo Martí en sus últimos meses de vida padeció de hemiplejía con cefalea, dolores articulares, dificultad para caminar y escribir y cierta confusión mental. Los síntomas descritos pueden ser consecuencia, entre otras posibilidades, de un accidente cerebro vascular por hipertensión arterial o por sífilis cerebral o nerosífilis.
Sobre la hipertensión arterial podemos decir muy poco: la enfermedad aun no había sido clasificada como uno de los padecimientos de la civilización del siglo XX y además el tensiómetro o aparato para detectar las cifras de la presión sanguínea apenas se había inventado en 1905 y en nuestro país era poco conocido.
Sobre la posible neurosífilis padecida por Lazo Martí, Lisandro Alvarado nos comenta: “Pero sus cartas de mayo de 1908 están con letra tambaleante y lamentable ortografía. El ataque sorpresivo de la hemiplejía – culto inoportuno al amor, se decía – unido al reumatismo, le impiden andar a caballo unas pocas leguas de tierra plana. “Ya mis carnes y articulaciones están dolorosas”, escribe. (49)
Lisandro Alvarado prosigue: “Después del invierno abandona el llano en busca de un temperamento de mar. La enfermedad se lo complicaba. Dentro de su cráneo germinaba una extraña desintegración que a paso lento conquistaba el laberíntico laboratorio del pensamiento.”
De lo anterior puede deducirse que era comentario general lo de la sífilis de Lazo Martí. En su obra Para conocer a Francisco Lazo Martí, Argénis Rodríguez nos habla de la conducta sexual de nuestro personaje: “Nos enteramos que al padre de Lazo Martí lo llamaban El enigmático. Nunca entraba a la habitación de su esposa sin antes llamar a la puerta y preguntar si podía entrar. Era gentil y con gallardía le preguntaba a Margarita:
¿Podré entrar?
Y la mujer se desnudaba en la oscuridad y nunca se dejaba ver ni tocar por el mismo esposo. Bien porque ella quisiera que fuera así o porque el marido veía en el deseo un desorden espiritual del mismo Sattanás. De los padres de Lazo Martí podemos afirmar que todo ocurrió así. No del médico de quien se dice, antes de volver a casarse en Puerto Nutrias, tuvo un hijo natural”.
La sífilis cerebral o neurosífilis comprende 3 tipos de manifestaciones clínicas: La neurosífilis meningovascular, la parálisis general y la Tabes Dorsal o ataxia locomotriz.
La neurosífilis meningovascular afecta las meninges y las estructuras vasculares del sistema nervioso y en ella puede llevar a la hemiplejía.
La parálisis general afecta la corteza cerebral. Sea compaña de cefalea o dolor de cabeza, disartría o dificultad dolorosa en las articulaciones, temblor en los dedos y las manos que puede conllevar a la agrafia o dificultad para escribir.
La tabes dorsal o ataxia locomotriz afecta la médula espinal y produce dificultad para caminar.
Moría Lazo Martí con el halo romántico de los hombres superiores de la época: solo, como desafiando con su obra las misteriosas fuerzas del destino; triste pero elevando su canto, su poesía, sus estrofas hacia la posteridad.
Lazo Martí pasó del positivismo médico – filosófico al idealismo poético, y de allí a la inmortalidad.
Las rudezas del llano, de nuestro llano,
EL MÉDICO
La labor de Médico de Lazo Martí es muy poco conocida. Como Chejov, Bulgakov y Manuel Díaz Rodríguez cambió rápidamente el estetoscopio por la pluma, el récipe por el verso. Prefirió auscultar el alma de los hombres. Optó por la rima del verbo antes que por el ritmo del corazón. En 1884, cursando el primer año de Ciencias Médicas, obtuvo el primer premio al rendir exámenes en Anatomía e Higiéne. En 1885, en el segundo año de medicina, se adjudica un sobresaliente en Anatomía descriptiva y Fisiología. En 1886, en su tercer año, continúa con buenas notas en medicina Operatoria, Cirugía y Patología. En cuarto año tiene como materias Patología Interna, Cirugía y Obstetricia, Medicina Legal y Toxicología. En 1890 se le expide una constancia por haber asistido dos años a la Clínica del Hospital de Beneficencia de Calabozo. En 1890 rinde en exámenes en la Universidad Central para obtener el Título de Médico. Le preguntan acerca de los tumores abdominales, el líquido ascético, los papilomas, las verrugas y la enfermedad de Addison. Termina con éxito e inmediatamente le escribe a un amigo: “Hoy recibí Título, regularcito”.
En 1886 Lazo Martí es profesor de Alemán en el Colegio de Primera Categoría de Calabozo, donde cursaba la carrera de Medicina. En 1897 es vicerrector de esa institución y dicta clases de Patología Interna a los estudiantes del cuarto año de Ciencias Médicas.
Oscar Sambrano Urdaneta nos da una noción del ejercicio de Lazo Martí en su profesión médica: “Largo rato estuvo inclinado sobre la paciente, auscultándola. Al final extrajo de su maletín un frasquito de pastillas y lo entregó al muchacho con las indicaciones debidas. Este último ni siquiera intentó preguntarle al médico por el valor de la visita, pues conocía de sobra que aquel señor humanitario era incapaz de cobrarle a los pobres como ellos”.
Argénis Rodríguez dice: “Como calaboceño, Lazo Martí no le cobraba a los paisanos y se ve en la necesidad de instalarse en Puerto Nutrias, Barinas. Pero aquí tampoco vive de la medicina. Regala remedios, no cobra y es entonces cuando se le ocurre meterse a comerciante y vende papelón, queso, panelas, frutos de la tierra, tabaco en rama y café. Tiene algo así como una pulpería. Vende cuerdas de gallos de pelea”.
Estaba convencido de que su profesión de médico era para satisfacer la necesidad espiritual de ayudar al necesitado; por eso una vez escribe a alguien que quiere ser médico: “no cuentes con que ese oficio, tan penoso, te haga rico”.
LA FILOSOFÍA MÉDICA DEL POETA
El pensamiento filosófico ha tenido a través de la Historia de la Medicina representación de casi todas sus corrientes: desde los animistas, escépticos, malthusionistas, preformistas hasta los cínicos, nihilistas, voluntaristas, economistas, deterministas, idealistas, materialistas. Chamberlen, médico escocés del siglo XVII, fue una especie de protovalerio: inventó los fórceps obstétricos, usándolos ampliamente en secreto para su propio enriquecimiento; mientras tanto miles de mujeres morían con sus niños en los partos donde esos instrumentos estaban indicados. Palfyn fue el antípoda de Chamberlen: inventó su propio modelo de fórceps e inmediatamente comunicó sobre esto a la Academia de Ciencias de París. He allí dos posiciones filosóficas al ejercer la medicina: la misantrópica y la filantrópica, la egoísta y la altruista.
El ejercicio de la medicina, como cualquier otro desempeño humano, está guiado en su cotidianidad por una actitud filosófica, consciente o inconsciente; militante o espontánea.
En Venezuela, desde sus propios inicios, la medicina estuvo ligada a la filosofía. Lorenzo Campins y Ballestes, Francisco Molina, Vicente Fajardo y muchos otros pioneros de nuestra ciencia hipocrática fueron médicos – filósofos. Elllos eran dignos representantes de la filosofía escolástica en boga en ese entonces. Correspondió a José María Vargas romper esos esquemas con su materialismo pragmático y experimentalista. Vargas era vector del pensamiento médico – filosófico progresista de la época y llegó incluso a traducir al español El Contrato Social de Rousseau.
Lisandro Alvarado se atenía en sus principios médico – filosóficos al materialismo y la diálectica. Rafael Villavicencio y Adolfo Ernst fueron los máximos representantes del positivismo en la medicina Venezolana. Y es en la escuela positivista de estos dos maestros donde se forja el pensamiento médico de Lazo Martí. Para los positivistas el objetivo de la ciencia radica en la descripción pura de los hechos, en la experiencia directa, en la razón. Los problemas científicos se resuelven aplicando los fundamentos del raciocinio. Con todas sus limitaciones ese fue el marco teórico filosófico de los estudios médicos de Lazo Martí.
En la práctica la actitud del médico puede ser distinta. La posición cambia cuando se tiene un paciente con las miserias de su cuerpo, el dolor de la enfermedad y el agobio de la circunstancia económica adversa.
En Venezuela muchos médicos se han destacado al tener como filosofía de vida el apostolado de su profesión. Estos grandes hombres tuvieron por creado el altruismo, el humanismo, el amor al prójimo, la comprensión de la tragedia ajena como si fuera propia. Allí están, entre otros, José Gregorio Hernández, Emilio Conde Flores, Alfredo Machado, Eloy Calvo, Juan Lavie y Francisco Lazo Martí, que como todos sabemos, no teniendo para comer no cobraba a sus pacientes de los estratos sociales más desfavorecidos. Lazo Martí pudo haber dicho con todo orgullo, como decía Alberto Plaza Izquierdo: “no coloco en mi bolsillo la lágrima del pobre”.
DESCRIPCIÓN DE LA FIEBRE EN UN SONETO
El Médico Lazo Martí describió los síntomas de la fiebre, una fiebre cualquiera, en un soneto, El Tumbador o Leñador:
En silencio la selva se recrea:
ya no turba su paz el rudo hachero
a cuyo golpe aquel roble altanero
vibraba con un ritmo de odisea.
Junto al árbol que un hálito menea,
presa de oculto mal yace el bracero:
y a través de la fronda un sol artero
con lanzas de cien puntas lo alancea.
Abrazando a su hacha de combate,
contraida la faz, en ceño adusto,
en garras de la fiebre se debate.
Y bajo el roble de la vida ignota
finge su cuerpo miserable arbusto
que despiadado el vendaval azota.
PROSA
Su Prosa era también Poesía. Muchos de sus artículos tienen el don y la belleza del verbo poético. Veamos por ejemplo:
El dolor, ese verdugo del alma, todo lo ha destruido. Como rocío que se evapora al poderoso influjo del calor solar, así las más bellas esperanzas que arrullaban nuestro pecho, se han evaporado ante el ardiente sol de la amarga realidad; las ilusiones, esos sueños del alma, se han disipado al soplo talador del turbón de la desgracia, la vida es un continuo y un triste recuerdo la miseria existencia.
El amor es tan variado como las flores; y como las flores
[hermoso.
Sentir es hablar con la naturaleza.
Pensar es hablar con el alma.
Para lo primero es necesario que nuestros sentidos
[se abran:
Para lo segundo, hay necesidad de que reconcentren .
Deseas comprender a Dios y admirar sus creaciones
[fuera de la vida
real, disponed por algunos instantes de vuestros
[pensamientos.
El hombre es obra de un pensamiento, y a él debe
[su redención.
Fuera del pensamiento no hay verdadera grandeza.
Quien verdaderamente siente, verdaderamente ama.
LA MUERTE
En 1908 se queja de dolores. Mientras examina a un niño siente que se le cae un brazo. Lisandro Alvarado dice que su letra en esa época es tambaleante y con mala ortografía. El ataque sorpresivo de la hemiplejía le impide andar a caballo unas pocas leguas en tierra plana. En cuatro versos refleja su estado anímico producto de la terrible enfermedad que lo lleva a la tumba:
Has llegado mortal. Mira callado
lo que llaman los hombres maravilla!
Adora este coloso encadenado
que viene a suspirar sobre la orilla.
Sobre la enfermedad y muerte del bardo Francisco Lazo Martí es poco lo que sabemos. El acta de defunción, registrada en la Parroquia Maiquetía en 1909 y suscrita por el médico Luis Velázquez, se dice que murió de apoplejía cerebral.
Oscar Sambrano Urdaneta escribe: “En sus funciones como médico contrajo una terrible enfermedad que lo llevó al sepulcro. Víctima de una hemiplejía, fue conducido por algunos de sus amigos a Caracas, y más tarde a Maiquetía, en el Litoral venezolano con la esperanza de que sanara”.
Adolfo Rodríguez en Viaje de Francisco Lazo Martí hacia la ola que no cae hace un recuento de las manifestaciones de los contemporáneos sobre la salud del poeta.
Argénis Rodríguez dice que “en 1908 empieza a sentir dolores. El 3 de julio está recetando a un niño y siente que se le cae un brazo.”
De las diferentes fuentes puede deducirse que en general Lazo Martí en sus últimos meses de vida padeció de hemiplejía con cefalea, dolores articulares, dificultad para caminar y escribir y cierta confusión mental. Los síntomas descritos pueden ser consecuencia, entre otras posibilidades, de un accidente cerebro vascular por hipertensión arterial o por sífilis cerebral o nerosífilis.
Sobre la hipertensión arterial podemos decir muy poco: la enfermedad aun no había sido clasificada como uno de los padecimientos de la civilización del siglo XX y además el tensiómetro o aparato para detectar las cifras de la presión sanguínea apenas se había inventado en 1905 y en nuestro país era poco conocido.
Sobre la posible neurosífilis padecida por Lazo Martí, Lisandro Alvarado nos comenta: “Pero sus cartas de mayo de 1908 están con letra tambaleante y lamentable ortografía. El ataque sorpresivo de la hemiplejía – culto inoportuno al amor, se decía – unido al reumatismo, le impiden andar a caballo unas pocas leguas de tierra plana. “Ya mis carnes y articulaciones están dolorosas”, escribe. (49)
Lisandro Alvarado prosigue: “Después del invierno abandona el llano en busca de un temperamento de mar. La enfermedad se lo complicaba. Dentro de su cráneo germinaba una extraña desintegración que a paso lento conquistaba el laberíntico laboratorio del pensamiento.”
De lo anterior puede deducirse que era comentario general lo de la sífilis de Lazo Martí. En su obra Para conocer a Francisco Lazo Martí, Argénis Rodríguez nos habla de la conducta sexual de nuestro personaje: “Nos enteramos que al padre de Lazo Martí lo llamaban El enigmático. Nunca entraba a la habitación de su esposa sin antes llamar a la puerta y preguntar si podía entrar. Era gentil y con gallardía le preguntaba a Margarita:
¿Podré entrar?
Y la mujer se desnudaba en la oscuridad y nunca se dejaba ver ni tocar por el mismo esposo. Bien porque ella quisiera que fuera así o porque el marido veía en el deseo un desorden espiritual del mismo Sattanás. De los padres de Lazo Martí podemos afirmar que todo ocurrió así. No del médico de quien se dice, antes de volver a casarse en Puerto Nutrias, tuvo un hijo natural”.
La sífilis cerebral o neurosífilis comprende 3 tipos de manifestaciones clínicas: La neurosífilis meningovascular, la parálisis general y la Tabes Dorsal o ataxia locomotriz.
La neurosífilis meningovascular afecta las meninges y las estructuras vasculares del sistema nervioso y en ella puede llevar a la hemiplejía.
La parálisis general afecta la corteza cerebral. Sea compaña de cefalea o dolor de cabeza, disartría o dificultad dolorosa en las articulaciones, temblor en los dedos y las manos que puede conllevar a la agrafia o dificultad para escribir.
La tabes dorsal o ataxia locomotriz afecta la médula espinal y produce dificultad para caminar.
Moría Lazo Martí con el halo romántico de los hombres superiores de la época: solo, como desafiando con su obra las misteriosas fuerzas del destino; triste pero elevando su canto, su poesía, sus estrofas hacia la posteridad.
Lazo Martí pasó del positivismo médico – filosófico al idealismo poético, y de allí a la inmortalidad.
Las rudezas del llano, de nuestro llano,
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