La Facultad Médica de Caracas y las boticas del Guárico
La Facultad Médica de Caracas reglamentaba lo relacionado con las boticas y las droguerías, por cuanto era de su competencia ese ramo junto a las de medicina y cirugía. Los farmacéuticos estaban obligados a participar a la Facultad de sus labores. Debían vender sus medicamentos desde las seis de la mañana hasta las diez de la noche; pero los profesores tenían derecho a realizar sus compras a cualquier hora de la noche. Se les prohibía a los boticarios despachar remedios si la receta no tenía la fecha, el nombre del paciente y del médico. Las recetas debían ser almacenadas por el boticario. El idioma de la receta podía ser el latín o el español. El boticario debía vigilar su farmacia y no dejar solos a los mancebos que así llamaban a los vendedores. La Facultad se reservaba el derecho de inspeccionar la botica en cualquier momento.
En 1836 los boticarios se quejaban ante la Facultad porque en las pulperias y bodegas se vendían drogas a precios más bajos.
Como la Facultad Médica se encargaba de inspeccionar las boticas, todos los años eran designadas las comisiones para las mismas.
Esta comisión revisaba la botica y daba sus recomendaciones y hasta tenía la fuerza legal para cerrar el establecimiento si notaba violaciones en la Ley. Por ejemplo a un señor en 1828 se le conminó a apuntar las sustancias venenosas, la fecha y el nombre a quien se las vendía. En 1831 la Facultad revisó las bodegas y pulperías de Caracas en busca de medicamentos vendidos a precios más bajos que en las boticas.
En 1855 se nombran las comisiones para inspeccionar las boticas del país. Pedro María García es designado para revisar las farmacias de Calabozo. A Pedro María García lo vemos en 1831 ante los tribunales per ejercicio ilegal de la medicina. En 1835 nuevamente es acusado, luego no se le molesta más; y después de su comisión en Calabozo aparece en 1886 revisando las boticas de Caracas y en 1883 lo tenemos de Vicepresidente de la Facultad de Medicina.
La Facultad Médica otorgaba las licencias para instalar boticas y prohibía establecer las mismas en los lugares donde no había profesores de Farmacia. No obstante, los médicos podían encargarse de las boticas en ausencias de los especialistas correspondientes.
Hasta 1856 la Facultad Médica otorgó las siguientes licencias para el Guárico:
1- El 11 de septiembre de 1841, a Narciso Carrera, en Calabozo.
2- El 27 de mayo de 1848, a Ventura Hernández, en San Rafael de Orituco.
3- El 8 de junio de 1848, a Marcos Medina, en Calabozo.
4- El 16 de julio de 1951, a Saúl León, en el Guárico (no especifican el pueblo).
5- El 5 de junio de 1852, a Valentín Guillen, en Chaguaramal de Perales.
6- El 13 de julio de 1856, a Julián González, en Chaguaramas.
La Facultad Médica de Caracas reglamentaba lo relacionado con las boticas y las droguerías, por cuanto era de su competencia ese ramo junto a las de medicina y cirugía. Los farmacéuticos estaban obligados a participar a la Facultad de sus labores. Debían vender sus medicamentos desde las seis de la mañana hasta las diez de la noche; pero los profesores tenían derecho a realizar sus compras a cualquier hora de la noche. Se les prohibía a los boticarios despachar remedios si la receta no tenía la fecha, el nombre del paciente y del médico. Las recetas debían ser almacenadas por el boticario. El idioma de la receta podía ser el latín o el español. El boticario debía vigilar su farmacia y no dejar solos a los mancebos que así llamaban a los vendedores. La Facultad se reservaba el derecho de inspeccionar la botica en cualquier momento.
En 1836 los boticarios se quejaban ante la Facultad porque en las pulperias y bodegas se vendían drogas a precios más bajos.
Como la Facultad Médica se encargaba de inspeccionar las boticas, todos los años eran designadas las comisiones para las mismas.
Esta comisión revisaba la botica y daba sus recomendaciones y hasta tenía la fuerza legal para cerrar el establecimiento si notaba violaciones en la Ley. Por ejemplo a un señor en 1828 se le conminó a apuntar las sustancias venenosas, la fecha y el nombre a quien se las vendía. En 1831 la Facultad revisó las bodegas y pulperías de Caracas en busca de medicamentos vendidos a precios más bajos que en las boticas.
En 1855 se nombran las comisiones para inspeccionar las boticas del país. Pedro María García es designado para revisar las farmacias de Calabozo. A Pedro María García lo vemos en 1831 ante los tribunales per ejercicio ilegal de la medicina. En 1835 nuevamente es acusado, luego no se le molesta más; y después de su comisión en Calabozo aparece en 1886 revisando las boticas de Caracas y en 1883 lo tenemos de Vicepresidente de la Facultad de Medicina.
La Facultad Médica otorgaba las licencias para instalar boticas y prohibía establecer las mismas en los lugares donde no había profesores de Farmacia. No obstante, los médicos podían encargarse de las boticas en ausencias de los especialistas correspondientes.
Hasta 1856 la Facultad Médica otorgó las siguientes licencias para el Guárico:
1- El 11 de septiembre de 1841, a Narciso Carrera, en Calabozo.
2- El 27 de mayo de 1848, a Ventura Hernández, en San Rafael de Orituco.
3- El 8 de junio de 1848, a Marcos Medina, en Calabozo.
4- El 16 de julio de 1951, a Saúl León, en el Guárico (no especifican el pueblo).
5- El 5 de junio de 1852, a Valentín Guillen, en Chaguaramal de Perales.
6- El 13 de julio de 1856, a Julián González, en Chaguaramas.
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